11 noviembre 2008

David Cabello Reel

05 noviembre 2008

Niebla


Mi alma vagaba lejos de mi cuerpo
en las brumas perdida de la idea,
perdida allá en las notas de la música
que según dicen cantan las esferas;
y yacía mi cuerpo solitario
sin alma y triste errando por la tierra.
Nacidos para arar juntos la vida
no vivían; porque él era materia
tan sólo y ella nada más que espíritu
buscando completarse, ¡dulce Eugenia!
Mas brotaron tus ojos como fuentes
de viva luz encima de mi senda,
y prendieron a mi alma y la trajeron
del vago cielo a la dudosa tierra,
metiéronla en mi cuerpo, y desde entonces
¡y sólo desde entonces vivo, Eugenia!
Son tus ojos cual clavos encendidos
que mi cuerpo a mi espíritu sujetan,
que hacen que sueñe en mí febril la sangre
y que en carne convierten mis ideas.
¡Si esa luz de mi vida se apagara
desuncidos espíritu y materia,
perderíame en brumas celestiales
y del profundo en la voraz tiniebla!


Niebla
Miguel de Unamuno