18 octubre 2007

Misery Road: Conclusión


Una chica de 16 años no debería hacer muchas cosas; entre ellas, una chica de tan tierna edad no debería matar a su padre. Pero aprieto el gatillo. Una chica guapa de 16 años debería recibir la vida con los brazos abiertos, empezar a salir con chicos, divertirse, salir por las noches, centrarse en los estudios cuando viene la temida época de exámenes. Todo eso que nunca he tenido. Una niña no debería ver morir a su madre ahogada en vómitos, no debería seducir a clientes para que su padre les diera e palo, tampoco debería tener que conducir un vehículo para llevar a su padre borracho, ni recibir los abusos sexuales de éste una noche si y la otra también. No, ninguna chica de 16 años debería tener una vida así. Entonces, ¿por qué la he tenido que vivir yo?

La sangre de tu cabeza pronto lo ocupa todo. Un mar rojo donde veo reflejado mi rostro roto, mi mirada vacía, mi juventud perdida. Y tú... Tú yaces sobre ese mar rojo mirando como siempre con indiferencia. En tu viejo y arañado rostro que tantas veces me obligaste a lamer puedo vislumbrar un atisbo de paz. ¿Cómo osas a morir en paz? ¿Realmente puedes descansar en paz? ¿Cómo pudiste destrozar mi vida así? ¡Maldito seas! ¡Soy tu hija! En vez de cuidarme y protegerme, me violaste y doblegaste. ¿Por qué no podías ser cómo los demás padres? ¿Tan placentero te resulto destruirme? Ojala pudiera devolverte todo el dolor que me has provocado, llanto a llanto, grito a grito. Pero solo he podido meterte una bala entre las cejas. Hijo de puta, escapas de esta vida sin tu justo castigo.

Bueno Larry, supongo que esto es una despedida. Este Motel que tanto he llegado a odiar será tu tumba, aunque estoy seguro que hubieras preferido que fuera la mía, ¿verdad? Estoy segura que me hubieras matado por este maletín y huido de este miserable lugar. No, soy yo la que huye de aquí. Tengo un maletín cargado de dinero y un mundo por ver. ¿Existe sitio en este mundo para una niña que ha perdido su vida, que ha perdido su alma? Si, estoy segura que sí. Aquí te dejo Papa para que los gusanos del motel que tu mismo levantaste devoren lo que queda de ti.

Su coche apesta a él, un aroma mezcla de heces y whisky malo. Esta vieja camioneta me ha acompañado en muchos malos momentos, pero ahora será mi llave a la libertad. En cuanto llegue a Matadero la venderé y me comprare un lindo auto para una linda chica. Coloco el maletín en el asiento del copiloto, enciendo el viejo y sonoro motor y salgo del ruinoso motel. Los primeros metros se hacen extraños, parece que el maldito motel no desaparece nunca de mi retrovisor hasta que de repente dejo de verlo. Entonces no entiendo por qué la mirada se me empieza a empañar y las lágrimas empiezan a recorrer mi rostro a mares. ¿Por qué diablos lloro? No puedo detener las lágrimas. No hay gritos ni llanto. Solo lagrimas. ¿Por qué no consigo dejar de llorar? Idiota.

El camino se hace largo. Nunca había conducido tan lejos de casa y no es que mi conducción sea muy buena. Mi única experiencia en la conducción son los viajes de regreso del Club Bunny Todd, cuando Larry me obligaba acompañarle de fiesta para después conducir la furgoneta hasta casa ya que el siempre estaba demasiado borracho para coger un vehículo. Como odio esos días. Poco a poco el día va entrando y Misery Road va terminando. Pronto saldré de este maldito mundo.

Quedan 30 kilómetros para Matadero cuando algo inesperado aparece en el horizonte. Un coche de policía. ¿Qué hace la policía aquí? No tengo ningún tipo de documento, así Larry me tenia aislada del mundo e impedía mi marcha. ¿Qué hago? Por favor que no me haga detenerme.

Cuando quedan pocos metros, del coche sale un agente y avisa que me detenga. Freno. ¿soy idiota? Estoy en un lio. Mejor tomar la iniciativa.

- ¿Ocurre algo guapo?- El policía se acerca a mi ventanilla. Es realmente guapo.
- Estamos buscando a un delincuente que huye de Las Vegas, pensamos que podría haber usado esta carretera. ¿Viaja sola?
- Trabajo en un motel de esta carretera, mi padre es el encargado y no puede acompañarme. Solo voy a Matadero a comprar unos suministros. Los necesitamos para la cena tengo un poco de prisa...
- ¿No es un poco joven para conducir? ¿Me deja ver su licencia?
- Le aseguro que soy muy adulta para otras muchas cosas, me deja que...
- Repito señorita, ¿me enseña su licencia?
- De acuerdo guapo...- Me pongo a buscar un milagro que me salve del policía en la guantera pero no encuentro nada. ¿Qué hago ahora? ¿Le doy dinero?
- Señorita, su licencia... - noto como los ojos del policía se quedan inmóviles sobre las manchas de sangre de mi blusa. Intercambiamos una mirada y comprendo que no tengo salida.- Señorita salga ahora mismo del vehículo.

En vez de eso aprieto el acelerador y giro a toda velocidad dejando a un sorprendido policía corriendo hacia su coche. No tengo mucho tiempo antes de que comience la persecución así que me interno de nuevo en el corazón de Misery Road. Quizás las personas de este lugar estemos condenados a no poder escapar. En un momento el coche patrulla me empieza a dar alcance. ¿Tiene esto forma de terminar bien? No soy una conductora que pueda dejar atrás a la policía. Sin darme cuenta he salido del arcén y ando recorriendo el rocoso desierto en línea recta. No puedo ver nada debido a los continuos brincos de la camioneta sobre las piedras. No puedo controlarlo, voy demasiado rápido. Si freno posiblemente vuelque. Joder el coche patrulla se encuentra en paralelo o eso creo ver. ¿Me grita? Esto no puede terminar bien, no tengo control sobre el volante. Mis temores se confirman cuando la furgoneta sale volando y aterriza sobre el coche de policía. Un par de vueltas y golpes más y los dos vehículos quedan en silencio sobre el desierto de Nevada. Cristal, acero y humo lo inunda todo. Sigo viva. Debo tener alguna herida porque veo sangre pero estoy con vida. El techo del coche patrulla esta totalmente aplastado, no hay señales del agente. ¿He matado también a un policía? ¿Por qué todo es tan jodidamente difícil? El motor de la furgoneta pese a vomitar humo parece funcionar. Me reincorporo dolorosamente sobre el volante. ¿El maletín? Sigue aquí cerrado. ¿Debo ayudar al policía? No Sophia, a ti nadie te ha ayudando nunca. ¿Dónde ha estado la policía durante tantos años? No le debo nada a nadie. Solo quiero vivir. Solo quiero escapar de aquí. Aprieto nuevamente el acelerador y dejo atrás el accidentado vehículo. Lo siento amigo, no conseguiras atarme aquí más.

El humo apenas me deja ver nada y toda la camioneta tiembla a pesar de la poca velocidad con la que conduzco. ¿Dónde diablos esta esa maldita carretera? Un estallido sonoro me indica que la vieja camioneta ha dado todo lo que tenia. Genial, encerrada en un maldito desierto sin alimentos ni vehículo con un maletín cargado de dinero. A todo esto, no me he parado ni a contar cuánto dinero hay, o peor aun... si realmente hay dinero. Apresuradamente abro el maletín temiéndome lo peor. La sorpresa ataca con fuerza e inyecta su picotazo en mi mano. Un pequeño escorpión oscuro como la muerte posa amenazante sobre un montón de billetes verdes. Impasible observo su picadura sobre mi mano. De repente todo se vuelve espantosamente doloroso y es imposible no gritar. ¿Cómo ha entrado un escorpión ahí dentro? ¿Es esta la sucia venganza de Larry? No pudo ser él... ¿Sería aquel chico prediciendo la catástrofe? ¡Mierda! El dolor inunda todo mi cuerpo. Golpeo con rabia y lagrimas al escorpión, cojo el maletín y salgo en busca de la carretera. El tiempo apremia. Necesito ayuda. ¿Cuánto tiempo me queda?

Han pasado horas, o quizás el tiempo se ha diluido en mi, y mis pasos son cada vez más torpes y los sudores más agudos. La mano hinchada y un extraño color en ella no predicen nada bueno. Todo da vueltas. No recuerdo en que momento se me calló el maletín de mi mano. Creo tener fiebre. ¿Es aquello la carretera? No me importa ya el dinero. Solo deseo vivir. Solo deseo escapar de aquí. Maldigo esta carretera de codicia, miseria y deshumanidad. Maldigo este jodido mundo de mierda que me cortó las alas antes de que pudiera siquiera intentar aprender a volar. Maldigo esta puta vida llena de miedos, decepciones y penurias que me negó la oportunidad de intentar ser feliz. Recibo la carretera con mis secos labios porque el resto de mi cuerpo no responde ya. ¿Pasará ahora un coche y me salvara? No, eso solo pasa en las películas. Aquí nunca pasa nadie. Me siento tan cansada de todo esto. De repente parece que sobre mi se precipita una hirviente lluvia de buitres. Y por un instante el mundo me parece bello.