15 agosto 2008

El extraño


-Buenos días Señor Smith.
-¿Cómo ha entrado aquí? ¿Quién es usted?
-Seguramente desconozca quién soy, sin embargo yo llevo bastante tiempo siguiéndole. 
-No se que desea pero marchase ahora o llamare a seguridad.
-Oh, no se moleste en hacer eso.
-¿Qué quiere?
-Solamente hablar. ¿Me concede el gusto?
-No tengo especial interés en hacerlo, preferiría que se marchara.
-Es bastante frecuente el desprecio.
-No me extraña, ¿se ha mirado usted en el espejo? ¿Qué clase de apariencia es esa?
-¿Faltando ya, Señor Smith? Las apariencias son subjetivas.
-No con usted.
-Es probable, pero no debería hablar de esa manera.
-Ya hemos hablado, ¿no? Si es tan amable, hemos terminado esta conversación.
-Me temo que no es posible.
-No me inoportune usted y vayase de aquí.
-¿Teme mi presencia?
-Me molesta su presencia.
-Realmente le gusta estar en el mando, ¿verdad? Controlar siempre la situación. Así afronta el día de hoy con ese cinismo.
-Lo afronto con la incredulez de tener que aguantarle.
-Comprendo no ser bien recibido. ¿Aún no se imagina mis motivos?
-¿No entiende aún que no me interesan sus motivos? Si ha venido a robarme, hágalo y marchese.
-Eh, eh. No tan rápido Señor Smith. Hábleme de usted. ¿Cree que ha sido una buena persona?
-Creía que lo sabia todo de mi.
-Conteste a la pregunta.
-¿Ya llegan las amenazas?
-Ya llegan las preguntas. Conteste.
-He vivido bien.
-¿Remordimientos?
-Eso es para vulgares.
-Por supuesto, usted se encuentra en un nivel superior. Demasiado alto para los demás. ¿No tengo el nivel suficiente para entablar una amistad con usted señor Smith?
-Amigo, usted y yo no vamos a entablar nada. ¡No le conozco! ¡Larguese!
-Me cansa su negación señor Smith.
-Y usted me cansa a mi.
-Sin su seguridad personal es usted una persona muy seria. ¿quiere que le cuente un chiste?
-¿Es usted un payaso? ¿Que clase de broma es esta?
-¿Y su vida señor Smith?. ¿qué clase de broma ha sido? Si, basta de bromas, hablemos en serio.
-Ya se lo dije antes, he vivido bien, ya hubiesen querido muchos tener mi vida, usted seguramente es uno de ellos y por eso esta aquí.
-¿Ha merecido la pena?
-Ja, ja, ja. ¿vas atacarme con moralidades baratas? Ahora dirás que el dinero no da la felicidad y cosas así. No es más que un tópico. He sido afortunado en toda mi vida. Fortuna, amor y fama. ¿Qué le ha faltado a usted para que tenga que estar aquí?
-Conozco demasiado bien su vida señor Smith, también que su esposa falleció de cáncer el año pasado. ¿La salvó su dinero?
-Fue una desgracia. Pero a todos nos llega la hora.
-Me alegra ver que empieza a ser consecuente.
-¿De qué habla?
-Por favor Señor Smith no se haga el estúpido.
-¿Eso es......?
-Si, lo es. ¿Me toma ahora en serio?
-Aquí tiene mi cartera. Hay suficiente dinero para que vivas bien el resto de vida.
-Tsk, Tsk, señor Smith. No quiero su dinero.
-¿Por qué? ¿Por qué está aquí?
-¿Quiere motivos? ¿Qué le parece si le digo que soy un superviviente de un pueblo latinoamericano que fue explotado hasta los límites por su multinacional? Mi pueblo era minero y su empresa saqueo todos los productos naturales de la zona, cuando no hubo nada se marcharon a otra zona y la saquearon igual ayudando a la gente dándole puestos de trabajo en sus fábricas. ¿pero que ocurre cuando la fabrica se cierra? Los puestos desaparecen y encontramos un pueblo que ha cambiado radicalmente sus costumbres y ahora no tiene nada. La contaminación y la falta de comida y recursos para comerciar con otros pueblos, trajo el hambre y las enfermedades. ¿Hemos de darle las gracias por su solidaridad de haber ayudado a un pueblo minero, habernos pagado una miseria comparado con lo que usted sacó de provecho y habernos hundido en la ruina? ¿Le valen esos motivos para que este aquí?
-Es... es... ¿Es eso cierto? 
-¿Eso son remordimientos señor Smith? No, "eso es para vulgares".
-¿Eres .... eres de allí?
-No. Pero mis motivos no le incumben.
-¡Basta de juegos maldito psicópata! !Toma lo que quieras y acaba de una vez!
-La ausencia de tu poder te pone nervioso, ¿verdad?
-¡Cállate! Si no tuvieras....
-La vida no es justa señor Smith y la muerte tampoco. Hora de marcharse, despídase.